Para Quien Velo Su Muerte A Cambio De Unas Monedas
Abajo, entre las sombras del jardín,
dormitan los leones al lado de una fuente
y cómo curva el viento
las copas de los árboles.
La tenue luz, arriba,
iluminando el cuarto donde duermes
tú también junto a un agua
que, gota a gota, baja hasta tu sangre.
Y en tu sueño una brisa
que agita hojas y las ramas comba.
Desnudas, blancas las paredes cuando
despiertas, y ese hombre a los pies de tu cama,
qué hace escribiendo en medio de la noche.
Más raro que renueven suero y sábanas
a tan temprana hora,
tan silenciosamente las muchachas,
y cuando ves mudar
el gesto de quien mide pulso y fiebre,
más raro comprender que la vida se acaba.
Delgado el hilo que te ata al mundo
este tubo de plástico hasta tus venas. Pero,
aun siendo ellos de piedra, sujetos por argollas
y con cadenas, son más libres ya
las fieras del jardín que tú. Quién es,
por qué vino hasta aquí el que escribe en penumbras.
Santi Elso