Un poema


Fue un poema de Santi Elso -un gran poeta desconocido que me encontré en el Aula de Literatura de Pamplona hace ya unos años-, el que me inspiró este cuadro. Para entenderlo bien y saborear cada rincón de la obra, hay que leerlo primero:



Para Quien Velo Su Muerte A Cambio De Unas Monedas

Abajo, entre las sombras del jardín,

dormitan los leones al lado de una fuente

y cómo curva el viento

las copas de los árboles.

La tenue luz, arriba,

iluminando el cuarto donde duermes

tú también junto a un agua

que, gota a gota, baja hasta tu sangre.

Y en tu sueño una brisa

que agita hojas y las ramas comba.

Desnudas, blancas las paredes cuando

despiertas, y ese hombre a los pies de tu cama,

qué hace escribiendo en medio de la noche.

Más raro que renueven suero y sábanas

a tan temprana hora,

tan silenciosamente las muchachas,

y cuando ves mudar

el gesto de quien mide pulso y fiebre,

más raro comprender que la vida se acaba.

Delgado el hilo que te ata al mundo

este tubo de plástico hasta tus venas. Pero,

aun siendo ellos de piedra, sujetos por argollas

y con cadenas, son más libres ya

las fieras del jardín que tú. Quién es,

por qué vino hasta aquí el que escribe en penumbras.

Santi Elso